martes, 29 de mayo de 2007

Menos mal q no soy la única

Llevo ya tiempo cuestionando qué rige las relaciones. No puede ser normal que siempre imaginemos lo que queremos para luego... Recreo un momento que viví con mis mejores amigas hace apenas 4 semanas (chicas pilladas espero que no os importe).
El comienzo os sonará a todos: un viernes cerca de la medianoche, tres amigas empiezan a arreglarse con las mejores galas. No se escatima en ningún detalle, el mejor conjunto de ropa, cabello perfectamente colocado y un maquillaje y bronceado a prueba de ronchones. Listas, guapas y dispuestas para lo que la noche y las copas dispongan. Nuestro objetivo: subliminar, pues aunque sabemos que la juerga de la noche la aseguramos con nuestra compañía, siempre queda algo de la eterna pregunta, y ¿si conozco a alguien por fin interesante? (Siempre teniendo presente que ésta mente resulta ser la más benévola).
Pues sí, esa noche dos de nosotras conocieron o estuvieron con alguien "relativamente interesante".Dejaré a la imaginación del lector o a su preferencia la decisión de si yo seguí el juego de seducción, por lo que seguiré el relato en primera persona del plural. Tal vez el efecto de la noche nos hiciera sucumbir a los supuestos encantos de aquellos chicos o fuimos nosotras, con el intento de sentir nuestra capacidad de atracción, las que hicimos que ellos apreciarán nuestra femineidad. El caso es que la noche terminó como tantas otras. A unas intespectivas horas de la mañana se repite la misma conversación donde el chico, ya afortunado por haber estado con una de mis amigas, es alabado por sus promesas bien escogidas momentos antes.
Horas más tarde el móvil sigue desaparecido en combate. No ha sonado ni un momento y dijo que avisaría para tomar algo por la tarde. La tensión aumenta. ¿Será que no es verdad lo que dijo ayer? ¿Seré una más de sus conquistas?... Le mandas un msj por si se le ha perdido tú número o, en el peor de los casos, olvidado. Más que nada por saber qué tal ha llevado el día. Con suerte tendrás una contestación satisfactoria, pero con mucha mayor suerte disfrutarás una tarde más de la compañía de tus mejores amigas, como fue nuestro caso. Al fin y al cabo aún quedaba todo el sábado noche para volver al ataque y si no, el fin de semana próximo, o el siguiente quizás...

¿Identificado o identificada? No te preocupes, según un grupo de investigadores de la Universidad de California estas comeduras de cabeza poseen una base científica. Atención al dato:

La mayor parte de nuestras actuaciones están dirigidas por la parte más intuitiva e inconsciente de nuestro cerebro. A la hora de asegurarse de que cumplamos con la misión procreadora, la naturaleza ha decidido confiar más en los conocimientos acumulados en miles de años de evolución que en lo que consideramos nuestra preciada lógica racional. El proceso de aproximación está plagado de manipulaciones y engaños; no solo a los demás, sino también a nosotros mismos.

Si hacemos caso de lo que propone el filósofo David Smith, de la Universidad de Nueva Inglaterra en Biddeford (EEUU), la intensa sensación de haber encontrado a la media naranja constituye uno de los cuentos chinos más evidentes y mejor contados de nuestras vidas. ¿Cómo se entiende, si no, que tanta gente tenga la suerte de dar con su pareja ideal entre los millones de habitantes de este mundo?
Su compatriota Helen Fisher, antropóloga de la Universidad Rutgers, asegura que cada persona elabora inconscientemente un esquema de alguien con valores, educación, inteligencia y atractivo similares a los suyos. Cuando aparece un candidato adecuado, la dopamina de nuestro cerebro activa una cascada de cálidos sentimientos amorosos que ilumina sus virtudes y enmasacara sus defectos. Nos invade la sensación de haber encontrado un raro y único tesoro que identificamos como enamoramiento. Lo que es más: Fisher ha llegado a la conclusión de que precisamente las personas que más se autoengañan respecto a las virtudes de sus parejas mantienen relaciones más duraderas y felices.

Puff! parece demasiado, ¿nO? ¿Estas bases científicas serán fiables? Desde luego parece una pantomima para no herir tan contínuamente nuestro orgullo, ¿qué opinas tú?

jueves, 24 de mayo de 2007

Requiem de lo absurdo

-¿Y para demostrarme su amor viene aquí a cenar con otra mujer?
-¿Esa mujer? Estaba con ella justamente porque me recuerda a usted. Y por eso estoy cenando ahora con usted. Usted me recuerda a usted: sus ojos, su garganta, sus labios, todo me recuerda a usted, excepto usted. Creo que está bien claro, aunque que me ahorquen si lo entiendo. ¿Me sigue usted?
-Sí…
-Pues deje de hacerlo o llamaré a la policía.

Julius Henry Marx, más conocido como Groucho nació en Nueva York el 2 de octubre de 1890, falleció un jueves en Los Ángeles, el 19 de agosto de 1977. Una decena de películas como “Sopa de ganso”, “Una noche en la ópera”, “Un día en las carreras” y “El hotel de los líos” transportan al telespectador a la más fina ironía al humor más puntillista y esquisito.
Memorable el diálogo: “la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte". Quizá más elocuente sea su despedida a este mundo: "Disculpen que no me levante”.

Siempre nos quedará el recuerdo de una levita y unas gafas, de un eterno puro y de un bigote pintado, pero ¿cuáles han sido para tí los mejores momentos de humor de la gran pantalla, de tus series, libros...? Cuéntanos

viernes, 18 de mayo de 2007

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